NIBIRU, EL PELIGRO DEL ESPACIO
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Re: NIBIRU, EL PELIGRO DEL ESPACIO
Antiguo Egipto
Los héroes civilizadores del Antiguo Egipto no son otros que los “Shemsu Hor” u mensajeros de Horus, un grupo de “dioses” que aunque provenían del cielo también llegaron desde el mar al País del Punt, donde los egipcios solían enviar expediciones a menudo de carácter comercial ¿Eran reales?¿o por el contrario legendarios? Al menos entre la gente del Valle del Nilo los tenían como seres de carne y hueso.
En la tierra de las pirámides por excelencia también destacó la astronomía desde los inicios de su civilización, y sobre todo, se utilizaba para el cómputo del tiempo. Pero además, distintos elementos astronómicos como ciertas estrellas o constelaciones se habían fundido con la religión, en especial uno por encima del resto. Su nombre: Horus de la Duat.
Hablamos de un astro que aunque ya se conocía antes, aparece como uno de los principales protagonistas de los “Textos de las Pirámides”. Igual que Nibiru, cruza el cielo de Sur a Norte y dirige a todos los demás, pues se dice de Horus que “es la estrella que está a la cabeza del cielo”. Por si fuera poco, también recibe el curioso epíteto de “estrella de la corporación de los dioses” ¿Nos estarían indicando, y no nos enteramos, los antiguos egipcios con esta etiqueta el lugar de procedencia de los Shemsu Hor?
La esfinge, cuyo verdadero nombre es Horus en el Horizonte
La sombra de Horus de la Duat se prolongaría durante todo el imperio egipcio; parece que bajo nombres similares se siguió manifestando en los “techos astronómicos” primero, y más tarde en el Zodíaco de Dendera. Un zodíaco que, aparte de ser una composición artística exquisita sobre los cielos nocturnos, ahora por fin, después de su 2000 cumpleaños, ha revelado todos sus misterios al completo. Narran la historia del astro-dios Halcón, cuyo rostro es la esfinge de Gizeh.
El Zodíaco de Dendera custodia todos los secretos de Nibiru
http://www.nibirusam.com/nibiru/antiguo-egipto/
Re: NIBIRU, EL PELIGRO DEL ESPACIO
NIBIRU inicia su rumbo hacia Argentina
Gracias a Luz Mary Lopez y todo el equipo del CIO, centro de informes ovni, servidor tendrá el placer y el privilegio de presentar a NIBIRU en el programa Alternativa Extraterrestre, conducido en solitario actualmente por Luz tras la partida del inolvidable Jorge Suarez.
El Centro de Informes OVNI, abrió sus puertas en diciembre del año 1998, y desde entonces viene realizando una labor encomiable ofreciéndole al mundo toda la información que rodea al fenómeno ovni y con la seriedad que se merece.
Así pues, el próximo 19 de julio de 2013 estaré encantado de compartir un buen rato de radio con los amigos del CIO, con sede en Argenina y Colombia, y todos sus radioescuchas, en el que compartiré algunas de mis conclusiones e investigaciones a cerca del papel que el planeta Nibiru y sus presuntos habitantes tuvieron en la antigüedad, en la misma génesis de la civilización.
http://www.nibirusam.com/2013/07/08/nibiru-inicia-su-rumbo-hacia-argentina/
Gracias a Luz Mary Lopez y todo el equipo del CIO, centro de informes ovni, servidor tendrá el placer y el privilegio de presentar a NIBIRU en el programa Alternativa Extraterrestre, conducido en solitario actualmente por Luz tras la partida del inolvidable Jorge Suarez.
El Centro de Informes OVNI, abrió sus puertas en diciembre del año 1998, y desde entonces viene realizando una labor encomiable ofreciéndole al mundo toda la información que rodea al fenómeno ovni y con la seriedad que se merece.
Así pues, el próximo 19 de julio de 2013 estaré encantado de compartir un buen rato de radio con los amigos del CIO, con sede en Argenina y Colombia, y todos sus radioescuchas, en el que compartiré algunas de mis conclusiones e investigaciones a cerca del papel que el planeta Nibiru y sus presuntos habitantes tuvieron en la antigüedad, en la misma génesis de la civilización.
http://www.nibirusam.com/2013/07/08/nibiru-inicia-su-rumbo-hacia-argentina/
NIBIRU, EL PELIGRO DEL ESPACIO
Inicio
Envueltos por el velo del tiempo y, habitando multitud de mitos y leyendas de culturas cuyas raíces se hunden más allá del II milenio a.C., encontramos varios elementos que incansablemente se repiten una y otra vez. Se trata de historias que describen el encuentro de nuestros antepasados con seres de otros mundos, o sea, con extraterrestres, si damos por válido su testimonio. Misteriosamente, dichas narraciones se asemejan tanto entre ellas, que resulta inevitable considerar que describen el mismo escenario; pues tanto los hechos en si como las criaturas que los protagonizan, básicamente son idénticos.
Sin embargo, lo verdaderamente significativo sale a relucir cuando examinamos las referencias existentes respecto al lugar de origen, de aquellos ya lejanos en el tiempo, hipotéticos visitantes del espacio. Y, sometiendo estas narraciones al más profundo y escrupuloso análisis comparativo, la presión es tal, que terminan por arrojar conclusiones mucho más que relevantes para el hombre moderno y el mundo que le rodea.
Nibiru, un astro que recorre incansablemente las profundidades del Sistema Solar.
Siempre según estas tradiciones sagradas, con toda probabilidad, hace ya 5 milenios fuimos visitados por una raza extraterrestre cuyo testimonio se niega a desaparecer y todavía perdura inmerso en numerosos mitos y cosmogonías. Vinieron a la Tierra en el interior de “vehículos resplandecientes” directamente desde su lugar de origen, NIBIRU, un astro -¿planeta?- que recorre sin cesar las profundidades del Sistema Solar, y que ahora vamos a redescubrir con todo su esplendor para que pueda ocupar su lugar correspondiente en nuestra sociedad actual.
En su libro “NIBIRU, si no existe habrá que inventarlo“, Sam propone un recorrido tras las huellas del astro. Aunque más que huellas resulta una biografía entera, avalada por los testimonios de los más grandes sabios del pueblo Dogón y los vestigios que nos han llegado tanto del Antiguo Egipto como de la vieja Mesopotamia. El viaje no sólo nos transportará hasta Mali o al Egipto de la época de las pirámides, sino que además penetrará en la mente de aquellos que compusieron su historia. Sin duda recorreremos un itinerario apasionante que no dejará a nadie indiferente, marcando un antes y un después, porque en esta obra… no hay espacio para cabos sueltos, ni se deja nada en el aire.
¿EXISTE NIBIRU?
Nibiru, un astro que recorre incansablemente las profundidades del Sistema Solar. Diseño de Yuralix Alviarez
La respuesta a tan polémica pregunta es igual de sorprendente que de rotunda, y es… afirmativa. Sí, Nibiru existe, aunque otra cosa sería darle validez a todas las burradas y sinsentidos que se han dicho de este, sobre todo en los últimos tiempos, donde muchos charlatanes de poca monta han querido vincularlo a un supuesto apocalipsis maya que, dicho sea de paso, nunca ha tenido pies ni cabeza. ¿Quién no se ha hartado de escuchar que el mundo se iba a terminar el pasado diciembre según las profecías mayas? Evidentemente eso no ha sucedido, y ahora, la gente que vendió humo se hace la desentendida. Alguno hay todavía, después del gran varapalo apocalíptico, que sigue defendiendo la veracidad de estas inexistentes profecías matizando que lo que marcaban era un cambio de ciclo, una nueva era. Pues sí, a estos les voy a dar la razón, porque si algo hay de verdad en esta historia y además resulta palpable, es que el 21 de diciembre de 2012 ha sido un gran punto de inflexión, en el cual mucha gente ha tomado conciencia forzosamente de las artimañas usadas por tanto aprovechado comerciante de bulos y majaderías. Y esto es muy bueno, porque ya casi nadie castiga su valioso tiempo y su bolsillo en semejantes patrañas.
Retomemos la cuestión de Nibiru, al cual le está sucediendo algo similar. A día de hoy, pocos o nadie quieren saber acerca de Nibiru; se han dicho tantas chorradas y memeces sobre este que parece estar a punto de caer en el olvido. En fin, cada uno tendrá su razón. Sin embargo la realidad siempre acaba superando la ficción y me gustaría pronunciarme al respecto. Sólo espero que no me metan en el mismo saco con aquellos que venden humo antes de leerme; apelo al beneficio de la duda y empezaré con mi exposición.
Dejando a un lado a Zecharia Sitchin, los anunnakis y todos sus derivados, la pura verdad es que Nibiru aparece bien referenciado en varios documentos de corte u contexto astronómico de la antigüedad. Y además no solamente en el Próximo Oriente, también lo hace en el Antiguo Egipto bajo el nombre de Horus de la Duat, asimismo como en el interior de la cosmogonía Dogón bajo la denominación de Ie Pelu Tolo o la estrella de la décima luna.
Dicho astro siempre se muestra como un cuerpo celeste rojizo que cruzó los cielos de sur a norte, no hay ningún tipo de duda, se dejó constancia de ello. ¿Saben dónde? En Mesopotamia, dentro del Enuma Elish, el Mul Apin y varios de los denominados Astrolabios. En los Textos de las Pirámides, los Techos Astronómicos y el Zodíaco de Dendera en la tierra de los faraones. Y en el país Dogón esta información fue recopilada por Griaule y Dieterlen en su célebre “The pale fox”. Así pues con tanta clara referencia y mención de por medio, creo que sería bastante prejuicioso el ignorar a Nibiru. Y más, cuando las tres tradiciones señaladas, por no especular con otras de las que también tengo algún indicio, lo consideran la más perfecta obra de la creación, el astro más importante de todos, llegándosele a colgar la etiqueta del “hijo de Dios”, con lo que ello pueda suponer. Supongo que habrá quedado clara la suma importancia que tenía Nibiru para aquellos grandes sabios de la antigüedad, los padres de la astronomía y la astrología.
Es por ello que me niego rotundamente a prescindir de Nibiru en este momento, Nibiru existe o existió, y merece toda nuestra atención y respeto. En caso contrario… ¿por qué se lo iban a inventar nuestros antepasados?
El hecho de que este cuerpo celeste apareciera y desapareciera en un momento dado, cruzando el cielo con su trazada desde el hemisferio meridional hacia el boreal, verdadera e inevitablemente nos conduce hacia dos posibles soluciones para este misterio: o bien se trataba de un cometa o bien era un planeta. Que por supuesto y dado su contexto forma parte del Sistema Solar. Además, se dejó claro que volvería a ser visible en el futuro, con lo cual queda implícita la idea de regularidad, una consecuencia de su propio período orbital alrededor de otro astro.
Entonces… ¿planeta o cometa? Los eruditos y académicos sólo abrazarán la segunda opción, cosa lógica y de esperar, pues actualmente no se tiene noticia de ningún planeta con estas características. Pero a pesar de que se salten olímpicamente la primera, nadie posee ninguna razón de peso o inquebrantable, que impida la alternativa y que Nibiru sea un planeta. Sin ánimo de ofender: pasar por alto dicha posibilidad y considerar directamente que Nibiru sea un cometa sin ni si quiera detenerse a examinar todas sus características contextuales, no es más que un PREJUICIO, quizá inconsciente o inocente, fruto de los extraños tiempos que nos ha tocado vivir.
¿Puedo yo demostrar que Nibiru es un planeta? Sinceramente, no; pero he reunido numerosos elementos de juicio que apuntan en esa dirección y los he publicado en mi libro “Nibiru, si no existe habrá que inventarlo”.
¿Pueden demostrar los eruditos o incluso los científicos que Nibiru es un cometa o no es ningún planeta? Sinceramente, tampoco; ni la una ni la otra.
En consecuencia el que habla de planeta comete el mismo error que el que habla de cometa: dejémoslo pues en astro desconocido por el momento, sería la forma más cercana a la verdad desde la óptica de la ciencia, siempre presente.
Y ahora sí, únicamente teniendo en cuenta que Nibiru existe y es un astro desconocido en la actualidad, que no hace entre 2 y 5 mil años o para la etnia Dogón, es el momento de formar correctas opiniones… ¿Alguien se anima?
http://www.nibirusam.com/2013/04/05/existe-nibiru/
Envueltos por el velo del tiempo y, habitando multitud de mitos y leyendas de culturas cuyas raíces se hunden más allá del II milenio a.C., encontramos varios elementos que incansablemente se repiten una y otra vez. Se trata de historias que describen el encuentro de nuestros antepasados con seres de otros mundos, o sea, con extraterrestres, si damos por válido su testimonio. Misteriosamente, dichas narraciones se asemejan tanto entre ellas, que resulta inevitable considerar que describen el mismo escenario; pues tanto los hechos en si como las criaturas que los protagonizan, básicamente son idénticos.
Sin embargo, lo verdaderamente significativo sale a relucir cuando examinamos las referencias existentes respecto al lugar de origen, de aquellos ya lejanos en el tiempo, hipotéticos visitantes del espacio. Y, sometiendo estas narraciones al más profundo y escrupuloso análisis comparativo, la presión es tal, que terminan por arrojar conclusiones mucho más que relevantes para el hombre moderno y el mundo que le rodea.
Nibiru, un astro que recorre incansablemente las profundidades del Sistema Solar.
Siempre según estas tradiciones sagradas, con toda probabilidad, hace ya 5 milenios fuimos visitados por una raza extraterrestre cuyo testimonio se niega a desaparecer y todavía perdura inmerso en numerosos mitos y cosmogonías. Vinieron a la Tierra en el interior de “vehículos resplandecientes” directamente desde su lugar de origen, NIBIRU, un astro -¿planeta?- que recorre sin cesar las profundidades del Sistema Solar, y que ahora vamos a redescubrir con todo su esplendor para que pueda ocupar su lugar correspondiente en nuestra sociedad actual.
En su libro “NIBIRU, si no existe habrá que inventarlo“, Sam propone un recorrido tras las huellas del astro. Aunque más que huellas resulta una biografía entera, avalada por los testimonios de los más grandes sabios del pueblo Dogón y los vestigios que nos han llegado tanto del Antiguo Egipto como de la vieja Mesopotamia. El viaje no sólo nos transportará hasta Mali o al Egipto de la época de las pirámides, sino que además penetrará en la mente de aquellos que compusieron su historia. Sin duda recorreremos un itinerario apasionante que no dejará a nadie indiferente, marcando un antes y un después, porque en esta obra… no hay espacio para cabos sueltos, ni se deja nada en el aire.
¿EXISTE NIBIRU?
Nibiru, un astro que recorre incansablemente las profundidades del Sistema Solar. Diseño de Yuralix Alviarez
La respuesta a tan polémica pregunta es igual de sorprendente que de rotunda, y es… afirmativa. Sí, Nibiru existe, aunque otra cosa sería darle validez a todas las burradas y sinsentidos que se han dicho de este, sobre todo en los últimos tiempos, donde muchos charlatanes de poca monta han querido vincularlo a un supuesto apocalipsis maya que, dicho sea de paso, nunca ha tenido pies ni cabeza. ¿Quién no se ha hartado de escuchar que el mundo se iba a terminar el pasado diciembre según las profecías mayas? Evidentemente eso no ha sucedido, y ahora, la gente que vendió humo se hace la desentendida. Alguno hay todavía, después del gran varapalo apocalíptico, que sigue defendiendo la veracidad de estas inexistentes profecías matizando que lo que marcaban era un cambio de ciclo, una nueva era. Pues sí, a estos les voy a dar la razón, porque si algo hay de verdad en esta historia y además resulta palpable, es que el 21 de diciembre de 2012 ha sido un gran punto de inflexión, en el cual mucha gente ha tomado conciencia forzosamente de las artimañas usadas por tanto aprovechado comerciante de bulos y majaderías. Y esto es muy bueno, porque ya casi nadie castiga su valioso tiempo y su bolsillo en semejantes patrañas.
Retomemos la cuestión de Nibiru, al cual le está sucediendo algo similar. A día de hoy, pocos o nadie quieren saber acerca de Nibiru; se han dicho tantas chorradas y memeces sobre este que parece estar a punto de caer en el olvido. En fin, cada uno tendrá su razón. Sin embargo la realidad siempre acaba superando la ficción y me gustaría pronunciarme al respecto. Sólo espero que no me metan en el mismo saco con aquellos que venden humo antes de leerme; apelo al beneficio de la duda y empezaré con mi exposición.
Dejando a un lado a Zecharia Sitchin, los anunnakis y todos sus derivados, la pura verdad es que Nibiru aparece bien referenciado en varios documentos de corte u contexto astronómico de la antigüedad. Y además no solamente en el Próximo Oriente, también lo hace en el Antiguo Egipto bajo el nombre de Horus de la Duat, asimismo como en el interior de la cosmogonía Dogón bajo la denominación de Ie Pelu Tolo o la estrella de la décima luna.
Dicho astro siempre se muestra como un cuerpo celeste rojizo que cruzó los cielos de sur a norte, no hay ningún tipo de duda, se dejó constancia de ello. ¿Saben dónde? En Mesopotamia, dentro del Enuma Elish, el Mul Apin y varios de los denominados Astrolabios. En los Textos de las Pirámides, los Techos Astronómicos y el Zodíaco de Dendera en la tierra de los faraones. Y en el país Dogón esta información fue recopilada por Griaule y Dieterlen en su célebre “The pale fox”. Así pues con tanta clara referencia y mención de por medio, creo que sería bastante prejuicioso el ignorar a Nibiru. Y más, cuando las tres tradiciones señaladas, por no especular con otras de las que también tengo algún indicio, lo consideran la más perfecta obra de la creación, el astro más importante de todos, llegándosele a colgar la etiqueta del “hijo de Dios”, con lo que ello pueda suponer. Supongo que habrá quedado clara la suma importancia que tenía Nibiru para aquellos grandes sabios de la antigüedad, los padres de la astronomía y la astrología.
Es por ello que me niego rotundamente a prescindir de Nibiru en este momento, Nibiru existe o existió, y merece toda nuestra atención y respeto. En caso contrario… ¿por qué se lo iban a inventar nuestros antepasados?
El hecho de que este cuerpo celeste apareciera y desapareciera en un momento dado, cruzando el cielo con su trazada desde el hemisferio meridional hacia el boreal, verdadera e inevitablemente nos conduce hacia dos posibles soluciones para este misterio: o bien se trataba de un cometa o bien era un planeta. Que por supuesto y dado su contexto forma parte del Sistema Solar. Además, se dejó claro que volvería a ser visible en el futuro, con lo cual queda implícita la idea de regularidad, una consecuencia de su propio período orbital alrededor de otro astro.
Entonces… ¿planeta o cometa? Los eruditos y académicos sólo abrazarán la segunda opción, cosa lógica y de esperar, pues actualmente no se tiene noticia de ningún planeta con estas características. Pero a pesar de que se salten olímpicamente la primera, nadie posee ninguna razón de peso o inquebrantable, que impida la alternativa y que Nibiru sea un planeta. Sin ánimo de ofender: pasar por alto dicha posibilidad y considerar directamente que Nibiru sea un cometa sin ni si quiera detenerse a examinar todas sus características contextuales, no es más que un PREJUICIO, quizá inconsciente o inocente, fruto de los extraños tiempos que nos ha tocado vivir.
¿Puedo yo demostrar que Nibiru es un planeta? Sinceramente, no; pero he reunido numerosos elementos de juicio que apuntan en esa dirección y los he publicado en mi libro “Nibiru, si no existe habrá que inventarlo”.
¿Pueden demostrar los eruditos o incluso los científicos que Nibiru es un cometa o no es ningún planeta? Sinceramente, tampoco; ni la una ni la otra.
En consecuencia el que habla de planeta comete el mismo error que el que habla de cometa: dejémoslo pues en astro desconocido por el momento, sería la forma más cercana a la verdad desde la óptica de la ciencia, siempre presente.
Y ahora sí, únicamente teniendo en cuenta que Nibiru existe y es un astro desconocido en la actualidad, que no hace entre 2 y 5 mil años o para la etnia Dogón, es el momento de formar correctas opiniones… ¿Alguien se anima?
http://www.nibirusam.com/2013/04/05/existe-nibiru/
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